Adri salió a marchar en el marco de las protestas del 2021 en Bogotá, y colaboró para hacer ollas comunitarias y murales. En noviembre de ese mismo año fue capturada en Medellín mientras se encontraba de vacaciones y desde entonces se le han vulnerado sus derechos. Ha sido víctima de persecución de la fiscalía quien ha tejido una narrativa incendiaria y falsa, tildándola hasta de terrosita y ha utilizado el Gaula para hostigarla en su celda en Pedregal. Su apelación de medida domiciliaria fue negada injustamente en junio de 2022, por lo cual deberá seguir tras las rejas hasta que se realice su juicio. Las visitas a Pedregal se reactivaron este año, sin embargo, por falta de recursos, solo la hemos podido visitar una vez.

Su camino a la libertad es largo y lleno de obstáculos y a nosotros como familia nos ha resultado difícil correr con los gastos para enviarle kits de aseo y comida, además de costear abogado e investigador. Por ello pedimos ayuda a familiares, amigos y conocidos que han tenido el gusto de conocer a Adri de primera mano y saben de su nobleza y buen corazón para poder sobrellevar esta situación tan delicada.