Historia

17/03/20 Hoy saliendo de la Universidad -un día después del cierre de colegios y universidades ordenado por el Gobierno colombiano- me di cuenta en el camino de algo que creo que muchos hemos sentido: las calles están solas, los almacenes llenos de gente acaparadora y la tensión se siente cada día más en la gente. El Coronavirus ha infectado no solo la salud de las personas, sino también su sensibilidad humana. 


Antes de devolverme a casa le pregunté a Costa(un hombre de más de 40 años que vive de cuidar carros y motos que se parquean en la orilla del andén y quien cuida mi moto, que qué creía que iba a pasar ahora… En su cara noté una frustración abrumadora, y es que no era para menos, la bahía que normalmente está llena de motos en ese momento solo tenía unas pocas, y era evidente que con las medidas de prevención que se están tomando por el virus, cada día serían menos. 


Le pregunté qué sería de él ahora en esta cuarentena -que cada vez se hacía más tangible-, que cómo iba a hacer para estar en casa si dependía de su trabajo afuera... No hubo respuesta, solo una despedida lenta. Antes de arrancar mi motor e irme recordé que quienes dejábamos nuestras motos a su cuidado teníamos grupo de Whatsapp, del cual él era parte, y se me ocurrió recomendarle que bajara Nequi para que en ese grupo nos organizáramos y pudiéramos donarle algo de dinero para ayudarlo a llevar alimento a su casa. 

Cuando arranqué, sentí un nudo inmenso en mi garganta, era una mezcla de incertidumbre y frustración… No podía dejar de pensar que tenía que haber una forma de poder ayudara a personas como Costa, que por falta de oportunidades viven de lo que hacen del diario, trabajando de sol a sol en las calles, y que ahora que no podrían salir no tendrían cómo mantener sus hogares.

Fue ahí cuando se me vino la idea de usar a Desinformémonos Colombia (@desinformemonos_colombia), una página de Instagram que cree hace más o menos 6 años) y hacer desde allí una campaña de crowdfunding a través de la cual pudiera unir a mucha gente en torno a una misma causa: Ayudarnos los unos a los otros. 

Cuando todo esto se me ocurrió supe que estaba determinado a poder ayudar a Costa y a muchos más que hoy día están sin algún tipo de ayuda económica, ni siquiera por parte de Gobierno. Así que me devolví y le conté la idea a Costa, quien con esperanza en su rostro no dudo en decirme que de una que "sería de gran ayuda". 

De regreso a casa me encontré con algunos vendedores ambulantes y recicladores, decidí parar y hablarles, así conocí a la Chikis y a Ruben. Mientras les contaba quién era y mi idea, de nuevo, pude ver cómo algo de esperanza alumbraba dentro de su tristeza e incertidumbre. La Chikis me contó cómo toda esta situación, en tan pocos días, ya le había afectado las ventas pues "ya ningún carro abre la ventana por eso del coronavirus", dijo ella mientras me pedía que le explicara lo de la gripe esa. Por su parte, Rubén me contó que ya no tiene a nadie que le "bote la liga" por separar el reciclaje. 

Ellos al igual que muchas personas merecen también pasar esta situación en sus casas de manera digna, por eso necesitan de nosotros. Les pido, a quienes puedan, que ayuden de corazón, si no es con dinero al menos compartiendo esta publicación en su historia de Facebook o Instagram para que podamos ayudar la mayor cantidad de personas posible.

Ahora somos Soy Ayuda.

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