Historia

Guanacaste, la última esperanza del bosque seco de Mesoamérica

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Al lado de la carretera que lleva a la casona de Santa Rosa, a unas cuatro horas de San José, hay un pedacito de bosque seco original, probablemente el único que lograremos conocer en nuestra vida. En el 2020 viajamos allá con 25 becarios de nuestro campamento de resiliencia y cambio climático para conocer más sobre este bosque, los esfuerzos colaborativos para rescatarlo y qué podemos hacer desde nuestro lugar para contribuir con esta labor.


El coordinador de investigación del Área de Conservación Guanacaste (ACG), Róger Blanco, dice que aquí –rodeados de guapinoles, nísperos y corteza amarillas– la temperatura desciende en cinco grados centígrados. Sudamos menos. Es un microclima que nos transporta a cientos de años atrás, cuando la ganadería y la agricultura aún no habían arrasado con la mayor parte del bosque seco de la provincia. Pero no es ni será fácil encontrar algo así en el resto de Mesoamérica – que va desde el sur de México hasta Costa Rica.



Róger indicó que para que un bosque tropical seco recuperado se regenere así, necesitará entre 200 y 400 años… Y quizás nunca lo logre. El impacto de las temperaturas cada vez más altas y todos los pronósticos sobre el cambio climático apuntan a que ya no existen las condiciones para que se desarrolle algo similar. De hecho, la ACG ha reportado que la cantidad de insectos en el bosque se está reduciendo drásticamente, e incluso los árboles más fuertes, como el cedro amargo, se están empezando a morir en los eventos de sequía más extremos.


Aunque hay otros bosques secos en Costa Rica, la ACG es nuestra última esperanza de salvar y restaurar, “a perpetuidad”, lo que nos queda de ecosistema seco desde México hasta Costa Rica.

Cambio climático: el gran desafío de nuestra generación

Comprender cómo los sistemas responden a las perturbaciones es cada vez más crítico cada día. En este 2021 queremos becar a más periodistas, docentes y estudiantes para que puedan experimentar de primera mano cómo una región puede reducir los efectos del cambio climático.

Sumergimos a nuestros becarios y becarias en la ciencia detrás del pensamiento de resiliencia a través del trabajo de campo: conversaciones con científicos, observación del pensamiento de resiliencia en relación con proyectos en curso y reuniones con empresarios y miembros de la comunidad. Ese trabajo de campo va de la mano con discusiones en el aula sobre economía de la resiliencia, storytelling de impacto y desarrollo cívico.



Para acompañar los talleres, La Voz de Guanacaste publicará una nueva edición especial sobre resiliencia y cambio climático. Gracias al apoyo de la Embajada del Reino Unido y de la Fundación Atlantic estamos a solo ₡60.000 de conseguir los fondos necesarios para completar exitosamente este proyecto. Es información valiosa que debe estar al alcance de todas las personas. Con tu ayuda, podemos llevarla a todos los rincones del país. Cualquier monto, por más pequeño que parezca, nos ayuda muchísimo. También podés elegir alguno de los paquetes de recompensas (todos los montos están expresados en colones).


Gracias desde ya por tu apoyo.

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