Historia
Las casas provisionales de Montaña de Silencio han sido
todas muy especiales. En el año de 1989, tan pronto nos conformamos como el
primer grupo de práctica de zen en Medellín, por unos pocos meses nos
sentábamos a hacer zazen en las sedes que generosamente nos ofrecieron en la
Gran Fraternidad Universal. Al año siguiente, estuvimos brevemente en un
consultorio médico y, a partir de marzo de ese año, comenzamos a vivir como
grupo de meditación en una bodega en Guayabal, en un sector industrial al sur
de la ciudad. Allí estuvimos 20 años. Luego de un receso y de habernos separado
de la Fundación para vivir el zen, comenzamos a reunirnos de nuevo en las salas
de los apartamentos en que vivíamos, hasta que en marzo de 2017 nos instalamos
en la amplia y antigua casa del barrio Prado, en el centro de la ciudad, en la que
estuvimos por siete años.
Ahora, Montaña al fin va a la montaña. Hemos decidido tomar
en arriendo una finca en zona rural del municipio de Barbosa con la opción de
compra. En este lugar, a cincuenta minutos de Medellín, trataremos de continuar
nuestro proyecto de constituirnos en una escuela de enseñanza del zen en la que
se pueda formar una comunidad de residentes (laicos, bodhisattvas y sacerdotes)
que, inmersos en la vida diaria de nuestra tradición puedan apoyar a visitantes
temporales y ofrecer las mejores condiciones para hacer retiros (días de práctica,
sesshin, períodos de práctica…), y realizar muchas otras actividades que
fortalezcan el dharma budista en nuestro pais.
Con tu ayuda cubriremos los gastos de trasteo e instalación, adecuacion y construcción de espacios en la nueva sede que hemos calculado en cerca de treinta millones de pesos.
Adicionalmente, mantendremos en la ciudad lugares de práctica
donde las personas interesadas puedan iniciar y continuar una práctica regular
de zazen. Uno de ellos está ubicado en el sector de la Aguacatala, al sur de la ciudad, y el otro, en La Floresta, en el occidente. Ambos muy cerca a estaciones del metro.
Esperamos que este proyecto de reubicación de nuestra sede
pueda transformarse finalmente en un hogar más duradero para la sangha de Montaña
de Silencio por medio de la compra de la propiedad y de la construcción de un
zendo (templo) y de todos los espacios necesarios para garantizar las mejores
condiciones de vida para nuestra comunidad.
Realizar este sueño ha sido y será posible gracias a la
generosidad de todas las personas que nos acompañan y confían en nuestra
práctica.
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