Historia

Me llamo Alba Rada, soy venezolana, llegué a Tocancipá, Cundinamarca, Colombia con mis dos hijos hace  6 años. En Venezuela, era dueña de una empresa de diseño gráfico, pero me vi obligada a migrar en 2014 entre otras cosas, debido al robo de mi carro que me hicieron a punta de pistola, estando con mis hijos.

Conozco el Movimiento de los Focolares desde que tenía 4 años, aproximadamente a los 13 años, la fundadora del movimiento de Los Focolares, Chiara Lubich, me dedicó para mi vida una frase del evangelio.

Al llegar a Colombia, los miembros del Movimiento me dieron una cálida acogida, me asesoraron y acompañaron a hacer todo el proceso de legalización, pude matricular a mis hijos en la escuela Sol Naciente, la cual pertenece al Movimiento, me dieron posada mientras encontraba una vivienda para alquilar y me hicieron una cena de bienvenida donde nos regalaron utensilios y cosas necesarias para la casa.

Como muchos saben, al pasar de los años, la migración venezolana se fue intensificando, y muchos de mis coterráneos decidieron llegar a Tocancipá y los municipios aledaños.

Yo llegué al país con mis documentos en regla y con los de mis hijos también. Siendo una de las primeras residentes venezolanas y debido a que al principio trabajé en el Colegio Sol Naciente, cada vez más las personas me referían casos de migrantes que llegaban y necesitaban orientación sobre cómo conseguir documentación en regla y tener un estatus regular, ahí me tocó empaparme, investigar y estar al tanto de requisitos, formas y medios de conseguir un papel. Otros, me daban cosas para alguien que lo necesitara, por otro lado, comenzó a ser más común ver caminantes en esta zona. Por medio de un grupo de whatsapp nos pasábamos las novedades y así cada vez que alguien sabia de alguna necesidad o se encontraba con un caminante lo decíamos por el grupo y tratábamos de solventar juntos, en varias ocasiones entre los mismos venezolanos daban alojo a los caminantes, siendo esos caminantes quienes después, cuando ya estaban más estables, eran los primeros que se ofrecían para ayudar a los que llegaban al pueblo.  Debido a todo esto, en el 2018 quise concretar una idea que tenía desde Venezuela, por lo que constituí una Fundación sin ánimos de lucro. En 2019 pudimos abrir nuestra sede principal, nos percatamos que el parque del sector donde está ubicada estaba en muy malas condiciones, así que junto a los voluntarios de la Fundación propusimos a los vecinos hacer un embellecimiento, la Junta de Acción Comunal del sector estuvo de acuerdo y nos facilitó el material. Pintamos paredes, tubos, bordes y jardineras, quitamos la maleza, barnizamos y arreglamos los bancos y demás acciones necesarias para embellecer el parque. Esto causó gran impacto positivo y el agradecimiento de la comunidad.

Con la ayuda de muchos venezolanos, colombianos y de diferentes nacionalidades, hemos podido ayudar a las personas más vulnerables, tanto física como emocionalmente. A los caminantes les estamos colaborando con donaciones que nos llegan de organizaciones internacionales y nacionales, empresas privadas, gobierno nacional, diferentes iglesias y particulares. También, entre todos cada quien según sus posibilidades, ponemos en común ingredientes, desechables, efectivo, trabajo, etc. para poder llevarles comida caliente, haciendo el camino un poco más llevadero y tratando de hacer que el peligroso viaje de regreso a Venezuela sea más seguro, brindando orientación y asesoramiento a los migrantes sobre los riesgos que se avecinan.

La Fundación Radaber actualmente ha atiendido a más de 2.00 familias de los municipios Gachancipá, Tocancipá, Sopó, Zipaquirá entre otros, sirve de canal de apoyo a 300 familias en situación de calle en Arauca, es una de las 3 organizaciones que trabajan articuladamente con el GIFMM (Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos) con ACNUR, OIM y Consejo Noruego entre otros, desde Bogotá hasta Boyacá; pertenece a 3 Asociaciones de Fundaciones a nivel nacional e internacional y ayuda en la coordinación de la ayuda humanitaria en toda Colombia a través de la plataforma Gran Acuerdo Venezuela.

La frase que me dio Chiara es: “Hay más alegría en dar que en recibir”, la cual desde ese momento se convirtió en mi slogan.

Gracias

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