Historia

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En la década de los 90 los altos índices de desempleo y al desbordante número de viudas y huérfanos/as en Barrancabermeja y el Magdalena medio como consecuencia de la violencia, afectaron a las comunidades y específicamente a las mujeres, disminuyendo su capacidad participación, y generando una estela de dolor y miedo en la región.  La OFP y las mujeres, asumieron una postura de resistencia, a la creciente violencia que amenazaba el libre desarrollo de las comunidades.  Es así como la comunicación jugó un papel relevante, como herramienta para movilizar, denunciar y visibilizar lo que ocurría en nuestros territorios.

En el año 2012 luego de expedida la Ley 1448 de 2011, la Unidad para la Atención y la Reparación Integral a las Víctimas – UARIV, como entidad rectora de esta política pública ofertó a la Organización Femenina Popular iniciar un proceso de reparación colectiva. A partir de allí, se diagnosticó el daño colectivo y se creó el Plan de Reparación Colectiva compuesto por un conjunto de 41 medidas simbólicas, materiales y políticas dirigidas a la reconstrucción del proyecto de vida colectivo de la Organización. Hasta la fecha, se ha implementado el 60% del Plan lo que incidido significativamente en la recuperación de la OFP, sus programas, iniciativas y su capacidad organizativa en la región. Pero aún, el proyecto comunicativo no ha sido recuperado en su totalidad.  De todas maneras, la organización continúa entendiendo la comunicación como un pilar de su trabajo y ve la importancia que este proceso tiene para las mujeres y para la región, es así como ha iniciado una búsqueda y  asume la comunicación desde el concepto de comunicación para el cambio social, que propende por el empoderamiento de las comunidades, pero que también avanza hacia la transformación estructural de las realidades de las mismas, entendiendo que existen elementos que no dependen de ellas.  En este sentido, es necesario entender que la comunicación para el cambio social es un proceso vivo, que no es fácil de capturar con definiciones académicas. Sin embargo, hay cinco características o condiciones que parecen indispensables, más allá de una simple catalogación teórica: (A) Participación comunitaria y apropiación; (B) Lengua y pertinencia cultural; (C) Generación de contenidos locales; (D) Uso de tecnología apropiada; y (E) Convergencias y redes (Gumucio-Dagron, 2011).

Este proceso de la emisora comunitaria, impulsado por la Organización Femenina Popular tendrá en cuenta estos 5 elementos que desde las teorías de comunicación para el cambio social se plantean, porque permiten un trabajo conjunto entre la organización, las mujeres y las comunidades, y permiten aportar decididamente a la transformación de sus realidades, maximizando los recursos con los que cuentan y ampliando los mensajes que se quieren difundir.  Así mismo, buscará aportar a los procesos formativos, de denuncia, de exigibilidad de derechos y de construcción de paz que requiera la comunidad.

Así, hace unos meses y luego de esperar muchos años la oportunidad, la Organización Femenina Popular participó en el “Proceso de selección objetiva convocatoria pública no 001 de 2019 emisoras clase D Radio Comunitaria" convocado por el Ministerio de Colombia de las TICS. El 27 de diciembre 2019 dicha entidad dio viabilidad a la Organización Femenina Popular para la adjudicación de una concesión para la gestión del servicio de radiodifusión sonora comunitaria y entregó el dial 91.2 en frecuencia modulada (FM) y con este el sueño se tuvo más cerca. El tiempo corre en nuestra contra, pues de no alcanzar a adecuar y contar con las instalaciones a julio del año 2.021, el Ministerio de las TIC podrá anular la adjudicación y con ello nuestro sueño de contar con “La Mohana Estereo”, para el Magdalena Medio

Problema/Necesidad

El proceso de adecuación implica una serie de inversiones económicas que parecieran alejarnos de la posibilidad, de contar con un medio de comunicación para las mujeres de la región.

Solución

Plantear la solución específica a ese problema y necesidad: La financiación colectiva, en forma de donación, de “micromecenazgo”, emerge como la posibilidad de buscar ese apoyo que nos ayude a alcanzar ese sueño.

Impacto

Estos aportes nos acercarían al sueño, posibilitarían que la emisora fuese posible, y por ende que las mujeres de la región puedan tener un espacio para que sus voces sean escuchadas.  Este es un avance profundo para incentivar la participación de las mujeres en lo público y contribuir a quitar esos obstáculos que a diario se le presentan a las mujeres. Apelamos a la solidaridad y la sororidad de cada uno y cada una, cada apoyo que nos puedan brindar, nos acerca un poco más a ese sueño colectivo de las mujeres.

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